El concepto de connotación es
recurrente en los principales trabajos de Barthes tales como “Elementos de Semiótica”, “El
Grado Cero de la Escritura ”,
“La Retórica
de la Imagen ”,
“La Imagen
Fotográfica ” y, tal vez el más importante en este sentido,
“Mitologías”, una colección de ensayos dedicados a los diferentes aspectos de
la cultura popular francesa. Barthes dirige su atención a lo que se conoce como
los sistemas de significación de “segundo orden”: sistemas que se construyen
sobre sistemas existentes. La literatura es un ejemplo de un sistema de
significación de segundo orden toda vez que se construye con base en el
lenguaje. Barthes reconoce dichos sistemas como “connotativos”, y en
“Mitologías” los distingue de los “denotativos” o sistemas de significación de
primer orden.
Barthes no fue el primer teórico que
propuso la categoría de connotación como indispensable en el análisis
semiótico. El lingüista danés Louis Hjelmslev ya había establecido dicha
categoría y en su libro “Prolegómenos a una Teoría del Lenguaje” formuló el
modelo con el que Barthes trabajaría en “Mitologías”. Hjelmslev elabora un modelo de significación en el que
un significante denotativo y un significado denotativo se unen para formar un
significante connotativo. En otras palabras, el signo denotativo —que en el
caso del lenguaje sería la unidad conformada por la imagen acústica y el
concepto a que elude, o en el caso de la fotografía la unidad conformada por la
fotografía y el concepto evocado— es el principio de todo proceso connotativo.
Barthes ilustra esta definición con un gráfico:
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2. Significado Denotativo
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3. Signo Denotativo
I. Significante
Connotativo
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II. Significado
Connotativo
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III. Signo Connotativo
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Barthes va más allá del modelo De
Hjelmslev: él asimila la connotación a las operaciones de la ideología a la
que, además, llama “mito”. Para Barthes la ideología o mito consiste en un
despliegue de significantes con el propósito de expresar y de justificar
subrepticiamente los valores dominantes en un período histórico específico.
Cita como ejemplo las fotografías de página entera sobre cocina ornamental en
la revista francesa Elle. Estas
fotografías presentan una falsificación de los alimentos: aves o pescado que
han sido cuidadosamente iluminados o retocados, se hace que parezcan algo
diferente. Evocan no solamente el concepto de “alimento”, sino otros conceptos
como “riqueza”, “elegancia”, “arte”, “inaccesibilidad”. Dichas fotografías
afirman sin vergüenza que los cortes costosos de carne no pueden ser otra cosa
que un sueño para la mayoría de los lectores de Elle.
De la misma manera, la Guide bleu, la más famosa de las guías de
viaje de la clase media francesa, perpetúa valores del siglo diecinueve
mediante la exaltación que se hace de los paisajes de montañas pintorescas,
mediante el tono moral que se adopta cuando se habla de los habitantes de las
distintas regiones (“el basque es un
marino aventurero, el levantine un
jardinero de corazón, el catalán un
astuto comerciante y el cantabrian un
campesino sentimental”). El lector de la Guide bleu resulta con algo más que un
simple acopio de hechos históricos, geográficos, artísticos y sociológicos: el
se empapa de una cantidad de supuestos ideológicos acerca de la historia, la
geografía, el arte y la sociología.
Quizás el más ilustrativo de todos
loa ejemplos de Barthes consiste en una
pequeña alegoría en la que da cuenta de la imbricación entre el periodismo
francés y el colonialismo.
Estoy
en la barbería y una copia del Paris-Match
está a mi disposición. En la carátula, un joven negro con el uniforme francés
saluda la bandera; sus ojos entornados están fijos, probablemente, en uno de
los pliegues del tricolor. Todo esto es el significado
de la foto. Pero, tal vez ingenuamente, puedo ver lo que realmente significa
para mí: que Francia es un gran Imperio, que todos sus hijos, sin ninguna
discriminación racial, sirven devotamente bajo su bandera, y que no hay una
mejor respuesta para los detractores de un supuesto colonialismo que el sello
impuesto por este negro cuando rinde culto a sus supuestos opresores. Estoy,
por supuesto, ante un sistema semiológico más amplio: hay un significante,
previamente configurado en un primer sistema (un soldado negro hace el saludo militar); hay un significado
(consiste en una mezcla intencionada de patriotismo y militarismo); finalmente,
hay una presencia: la del significado a través del significante…
En esta instancia semiótica, la
imagen fotográfica del soldado negro saludando la bandera francesa funciona como el
significante denotativo, mientras que el concepto de un soldado negro saludando
la bandera francesa provee el significado denotativo. La imagen fotográfica y
su concepto correspondiente se unen y conforman el signo denotativo. Signo que
se convierte en significante de un nuevo
proceso de significación. De esta manera, el signo del soldado que rinde sus
honores a la bandera francesa constituye un significante para significados
ideológicos tales como “nacionalismo”, “patriotismo”, “racismo”, “colonialismo”
y “militarismo”.